El tabaco
El tabaco es uno de los primeros causantes del envejecimiento prematuro de la piel. Su consumo tiene importantes consecuencias como la pérdida de luminosidad y tono, la aparición y acentuación de arrugas y alteraciones en la cicatrización.
Malos hábitos diarios
Malos hábitos diarios como no llevar a cabo una alimentación equilibrada, abusar de productos ultraprocesados, de las grasas y de las bebidas alcohólicas o irritantes harán que tu piel pierda brillo y pulposidad. Incluso puedes sufrir hasta brotes de acné o dermatitis importantes.
Del mismo modo, la falta de sueño y el estrés pueden propiciar la aparición de bolsas y ojeras, rojeces, sequedad, tirantez, así como favorecer la deshidratación dando como resultado un aspecto poco saludable y avejentado de tu piel.
Radiación ultravioleta
Los rayos ultravioleta son grandes enemigos de tu piel puesto que liberan radicales libres dando como resultado un estrés oxidativo que daña las células.
El bronceado es el resultado de una reacción de la piel ante este proceso para protegerse, pero tiene un límite. La sobreexposición al sol puede provocar léntigos –manchas marrones o de color parduzco–, arrugas, dermatoporosis e incluso cáncer de piel.
Contaminación
Otra implicada en la liberación de radicales libres es la contaminación que empeora aún más los efectos de la radiación solar acelerando el estrés oxidativo.